Despertares III

La luz entra por la ventana y El Gordo despierta. Todo se va con el sueño: las tartas y las carreras, las peleas y las bofetadas, los golpes, el bombin, Stan Laurel. El blanco y negro. También sus carnes.

Crisis y Sordera

Mientras ella recogía sus cosas, el plaguicida en paro trataba de convencerla:
- Lo juro, mi amor. Pasé por delante de una escuela y oí que alguien decía que a lupanar De Rica Miel, cien mil moscas acudieron. Estaba en el De Rica Miel sólo por ver si salía algo de lo mío.

El sueño.

Desde hacía tiempo tenía un sueño recurrente: avanzaba por un jardín aledaño a una gran mansión medio derruída, abandonada, hasta encontrar un pasillo entre rosales que se cruzaban sobre su cabeza en forma de bóveda. Irremediablemente, sin voluntad, atravesaba la arcada de flores. A lo lejos se oía sonido de agua, y seguía avanzando hasta descubrir una fuente, y dentro de la fuente, una caja.

Maquillaje

Se sentó frente al espejo con gesto avejentado. Con cremas, polvos y bálsamos levantó párpados, cubrió ojeras, allanó arrugas, ocultó marcas, cerró poros, disimuló vellos.

Aquella noche salía de caza. Algún hombre se enamoraría de la mujer que ella no era.

El rey desnudo (versión actualizada)

El futbolista que mejor patea el balón (o el personaje más chic de la prensa rosa) sale desnudo a la calle. El resto de los ciudadanos aplauden el adoctrinamiento al que se somete en aras de la modernidad, hasta que un chiquillo grita: 
"Si va desnudo, el futbolista (o el más chic) va desnudo".
Sin tardar un minuto, la multitud desmembra al chiquillo.

Personajes Históricos V

Marcus Warner (1888-1953) fue un reputado periodista deportivo estadounidense. Nacido en Springfield, Illinois, con tan solo diecisiete años ingresa en la universidad estatal, con una beca de atletismo. Medio fondista prometedor debe dejar, sin embargo, la práctica del deporte pasado poco más de un año de su ingreso, debido a una lesión en la rodilla por la que arrastraría una pequeña cojera durante el resto de sus días. De cualquier modo aprovecharía la oportunidad y tres años después se graduó en la Facultad de Medios.

Despertares II

La luz entra por la ventana y Watson despierta. Todo se va con el sueño: la pipa y el stradivarius, Irene Adler y Mary Morstan, Moriarty. Sherlock Holmes. También Londres.

Tras su engaño él trató de que lo perdonara por todos los medios, pero ella nunca lo hizo. Si así hubiera sido se habría marchado porque ya nada había entre ellos.
Pero se quedó allí, a su lado, recordándole su odio a diario.

Tanto tiempo (y para nada)

Hace doscientos años, en un lugar cualquiera, una mujer dio a luz. La matrona le acercó el recién nacido negro y le dijo:
- Has tenido un esclavo.
Ahora se lo callan, aun a sabiendas.

Quizá podría engañar a todos los demás, pero no podía engañarme a mí. Sabía que aquella noche conducía borracho y que por eso la dejó tirada en la cuneta hasta la mañana siguiente. Dijo que circulaba marcha atrás y que ni vió ni oyó nada. Yo sabía que no era así, pero no merecía la pena acusarlo, total, todo lo más lo detendrían por una imprudencia con resultado de muerte, sin control de alcoholemia y sin poder verificar la velocidad, máximo dos años de cárcel y una indemnización de mierda, como si la vida de mi mujer tuviera un precio.

Examen de mates

Le gustaba aquel curso, varios alumnos brillantes e interés en aprender generalizado. Después de décadas de impartir clases, sabía que era algo excepcional. Así que aquel día se levantó, tomó un café, fumó un poco de maría y fue camino del centro dispuesto a darles una clase de verdad.
Al entrar al aula pidió que sacaran una hoja en blanco y escribieran el siguiente enunciado:

Mi madre siempre decía que era un mocoso con suerte y era cierto. Fui el único superviviente de la caída. El inspector que vino a interrogarme no me creyó: mi madre también decía que era un mocoso sin personalidad y era cierto. Pasaba por el puente, vi a todo el mundo tirándose y... Pero no sabía nada de aquel suicidio masivo.

Siempre lo había admirado. Había leído una y otra vez el par de artículos que publicó en una revista local y algunos poemas sueltos de ediciones conjuntas. No era mucho, pero suficiente para tener claro que fue tocado por el genio. E igual de manoseado tenía su ensayo, que aunque pecaba de inmadurez (apenas tenía veinte años cuando lo publicó) podían realizarse extractos de alta calidad suficientes como para justificar la obra completa de otros. Así que cuando lo encontró por la calle y le dijo que tenía todos los ingredientes para escribir la novela que llevaba décadas persiguiendo, pero que iba a necesitar que le echara una mano, no lo dudó un momento. Al día siguiente estaría en su casa.

Despertares I

La luz entra por la ventana y Sancho despierta. Todo se va con el sueño: Rucio, Rocinante, la fonda y el camino, gigantes y caballeros, Dulcinea, Teresa y Barataria. Su señor Alonso. También Cervantes.

Soledad

Dime, Marga, tú lo tienes que saber, ¿tengo alguna posibilidad? Marga, por favor, contéstame, la conoces mejor que nadie, ¿crees qué puede llegar a quererme?. Marga, dime algo al menos, ¿me amará algún día?

Y como Marga no contestaba, continuó deshojándola.

Se acercó y le miró a los ojos. Sintió pánico, un escalofrío recorrió su espalda. Sin dar tiempo siquiera a que moviera un músculo, le descerrajó un beso a quemarropa.

Amores imposibles.

El imaginarla sola, sentada en la estación, esperándome, fue el único motivo del viaje.

Personajes Históricos III

El siete de octubre de mil ochocientos noventa y cuatro, a las cuatro y veinte de la tarde, con más de dos horas de retraso, el tren con destino a Pretoria es todavía esperado en la estación de Pietermaritzburg, capital administrativa de la Colonia de Natal, dependiente entonces de los ingleses, sin formar aun parte de Sudáfrica. La temperatura es alta, rondando los cuarenta grados, y la humedad alcanza casi el ochenta por ciento.

George Buller y Anthony Roberts esperan malhumorados y bañados en sudor la llegada del tren. El aire es irrespirable en la sala en que se encuentran, aun más ataviados con los

Fue un autor precoz. Presentó su primer microrrelato sin haber cumplido siquiera cinco años. Decía así: El oso llora solo. "Forma implacable, realidad descarnada, crítica ecológica...",fueron alguno de los términos que empleó el crítico más audaz.

- ... y dios creó al hombre a su imagen y semejanza,- dijo el cura desde el púlpito.

- ¿En qué manos estamos entonces?,- preguntó el monaguillo, sin poder evitarlo.

La batalla

 El general gritaba órdenes porque necesitaba oirse la voz. No esperaba que nadie obedeciera, no ordenadaba por ordenar. Gritaba por oirse la voz, quería asegurarse de que aun tenía voz... en medio del campo de batalla, olor a barro, pólvora y descomposición. Rodeado de muertos.

Perspectiva

Se le escapó el globo de helio y trató de alcanzarlo. No pudo. El mundo estaba cada vez más y más abajo.

Genética

Me saca de mis casillas tener que hacer regalos a papá. Creo que tiene que ver con que siempre me diga que soy igual a mamá, y con que él la matara precisamente por los regalos ridículos que ella le hacía. No le guardo rencor, cumple treinta años de cárcel y ése es suficiente castigo. Es simplemente que temo no acertar. El año pasado le regalé una corbata, el anterior unos calcetines. Cosas sencillas que gustan a todo el mundo. Y este año tampoco me equivoco. ¿Hay alguien a quién pueda no gustarle esta maravillosa cesta de picnic?

Personajes Históricos II

Día trece de marzo de mil seiscientos ochenta y cinco, martes. Son las siete de la mañana cuando los reos Charlles Southwell y John Montagu son conducidos de la cárcel de Wandsworth Prison a la puerta de Norfolk, en el camino que une Londres con Cambridge, para ser colgados por el cuello, con las manos atadas a la espalda y dejados así cuarenta y ocho horas, expuestos como ejemplo público, en cumplimiento de la sentencia por el robo y muerte de Ciryl Hoskins, un prestamista de la zona de Kensington, Londres.

El camino de los reos y posterior ajusticiamiento es seguido por una amplia comitiva, y a la viuda e hijos de la victima y familia de los ajusticiados, se unen no menos de dos centenares de curiosos, resultado de un proceso intrincado y discutible que termina por ser seguido popularmente.

Crisis en la construcción

Ella lo abandonó, antes incluso de que acabaran de construir la casa en la que habían de vivir juntos. Él escribió con pintura blanca sobre una pared de ladrillos: Techo de menos.