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Ni tanto y Autobiografías Son los que más me gustan.
Además hay una pequeña serie que me entretiene bastante: Relatos del General
Por último, te invito a seguir el juego, si quieres como un comentario, si quieres en otro lugar: Despertares
Varias personas me han comentado que sus preferidos son:
Ultimas voluntades y Personajes Históricos V que, por cierto, a medida que me alejo de éste último me va gustando más.
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jueves, 19 de agosto de 2010

Quizá podría engañar a todos los demás, pero no podía engañarme a mí. Sabía que aquella noche conducía borracho y que por eso la dejó tirada en la cuneta hasta la mañana siguiente. Dijo que circulaba marcha atrás y que ni vió ni oyó nada. Yo sabía que no era así, pero no merecía la pena acusarlo, total, todo lo más lo detendrían por una imprudencia con resultado de muerte, sin control de alcoholemia y sin poder verificar la velocidad, máximo dos años de cárcel y una indemnización de mierda, como si la vida de mi mujer tuviera un precio.

Al principio me contenté con ver en su cara las huellas de la mala conciencia, similares a las que me causaba a mí la pérdida pero, pasando el tiempo y al contrario que a mí, se le fueron borrando las ojeras, desapereciendo los surcos de la frente, dibujándosele de nuevo una sonrisa en la boca. No podía soportar que lo superara, se puede decir que enloquecí, así que urdí mi plan.
Yo era joven, bien parecido y además, desde que enviudé, despertaba el instinto maternal de las mujeres, así que no me fue difícil engatusar a su esposa. En menos de seis meses estaba loca por escaparse conmigo, y así lo planeamos. Hice que creyera que había vendido mi casa y que con el dinero empezaríamos una nueva vida lejos de allí. Le propuse que aquella mañana, cuando él saliera a su trabajo, recogiera sus cosas, lo imprescindible, y que le dejara una nota diciéndole que se iba con otro hombre, nada más. Yo la esperaba en casa, pero en vez de marcharnos, la maté y la descuarticé en la bañera. Después guardé las piezas en el congelador, con intención de ir deshaciéndome de ella paulatinamente.
Pero todo puede mejorar. Él busco refugio en mí, me convertí en su apoyo, su amigo, su confidente. Una vez me dijo que en menos de un año habíamos vivido experiencias similares, y yo reía por dentro, pensando que no sabía bien hasta que punto. Venía a comer a mi casa, y siempre preparaba la comida un par de horas antes de que él llegara. 
Supongo que tenía que ver con aquello de que la venganza es un plato que se sirve frío. 

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