En ocasiones, quizá, se cuela en los entresijos de la noche, pero fragmentada, como se nos aparecen en sueños las caras de los muertos.
Acá su sonrisa de ángel, allá su mirada invitante.
Después su lengua. Su lengua húmeda, su lengua que cimbrea. Su lengua prostibularia.
Su lengua de todos.
Su enorme lengua morada.
2 comentarios:
puedes alegar cordura transitoria.
Sí, Vittt, soy aburridamente cuerdo. Por no tener, ni manías tengo prácticamente. De todas maneras, que lo alegue el prota de la historia, que yo no he asfixiado a nadie... al menos a día de hoy, que tampoco prometo nada. Ahora, eso sí, si algún día estrangulo a alguien no será por celos precisamente.
Saludos.
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