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miércoles, 8 de febrero de 2012

Personajes históricos VI

En la revista de historia El tiempo en lontananza del mes de marzo de dos mil seis aparece un pequeño artículo titulado Avances de la tecnología militar (II): El espejo ustorio  firmado por Eloy Campos de la Iglesia, catedrático del instituto Martí de Huelva. Pese a que discrepo sobre el concepto que expresa el propio título del artículo, y creo que cualquier avance en la tecnología armamentística no es más que un retroceso, copio un extracto. A veces un estudio histórico es digno de convertirse en relato:

...
Un viejo de pelo blanco, encaramado a la muralla, daba ordenes a los jóvenes encargados de girar los pesados armatostes de bronce pulido. A su lado Hieron II, que esperaba ansioso sin saber exactamente el qué y, tras él, los oficiales de su ejército se debatían entre la necesidad de que funcionaran aquellos engendros diseñados por el matemático y el deseo de ser ellos quienes pasaran a la historia.
Lo que ocurrió entonces lo cuenta Numerio Lucio en su Bellis Marium (De las guerras en los mares) de forma tan exquisita, que tan solo lo transcribo:"... y entonces los dioses tomaron partido: Helios puso el calor y Marte adquirió forma humana en un anciano débil pero de divino pensamiento. Fruto de la alianza de ambos aparecieron las primeras llamaradas en uno de los trirremos que cerraban el sitio de Siracusa por mar. Entonces el tiempo cambió su ritmo, como si dejara de correr en el aire y tuviera que desplazarse bajo el mar. Los hombres que viajaban en la nave saltaron por la borda, los oficiales que gobernaban nuestra flota ordenaron poner distancia a la costa como si fueran uno, incluso los cormoranes se alejaron de la embarcación ardiente lo más rápido que les permitían los vientos. Nadie se movió, sin embargo, al otro lado de la muralla que defendía Siracusa. Una parálisis colectiva ocupó los espíritus incluso de aquellos a los que se había explicado el funcionamiento del ingenio. Todos estaban inmovilizados por el prodigio que había tenido lugar sobre la superficie del mar, a no más de cincuenta pasos, hasta que, como si el tiempo hubiera vuelto a retomar su prisa, todos, incluido el rey la ciudad, lanzaron un grito aunado. Sólo Arquímedes, entristecido, continuó mirando como el barco se iba escorando".
Al día siguiente, con el ejército romano temporalmente retirado, se celebraron intramuros suntuosos fastos, como si aquella batalla ganada supusiera el final de la guerra. En una tablilla de cera encontrada sorprendentemente en la campaña arqueológica de mil novecientos noventa y tres en el sitio de Apamea y que se atribuye a Ezequías Sirio, cronista del rey, se recoge que comenzó el día con "el sacrificio de diez carneros y la libación de diez ánforas de vino, que se convirtieron en cientos a lo largo de los festejos". Posteriormente Hieron II homenajeó ante una multitud a su primo Arquímedes. Somos invencibles, proclamó, mientras nos asistan los hijos de Gelón (cabe recordar que Hieron II y Arquímedes eran primos y el propio rey se proclamaba descendiente del héroe nacido en Siracusa dos siglos antes). Vuestro rey Hieron, continuó, gobierna sin igual su ejército y su hermano Arquímedes saca mayor provecho que nadie de Helios". Recoge Ezequías, en una nota marginal de la tablilla que "estando yo junto a Arquímedes escuché que decía en baja voz: Diógenes, sin duda, obtuvo mayor provecho del sol."
...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Los cormoranes eran de la especie denominada Cormorán Moñudo o más bien del tipo Cormorán Grande?
Es decir, ¿Phalacrocorax aristotelis o Phalacrocorax carbo?

Un pajariniano.

Sibreve dijo...

Querido y anónimo pajariniano: Me desesperan los lectores que se acercan a los textos como un mamante a un pecho, a los que hay que darles el pan mascado, ingerido y regurgitado y no están dispuestos a añadir nada personal y ni siquiera a analizar y leer entre líneas, como parece el caso. Hablo de Arquímedes, de Diógenes, pues ¿cuál será la especie de cormorán? El aristotelis, leñe, el aristotelis... Si es qué...
(Y que nadie se asuste por la respuesta, que el pajariniano no es anónimo y mi contestación sí es una broma.)

vittt dijo...

hincado de hinojos me hayo

Sibreve dijo...

Vittt: ¿Mande? ¿Lo qué? Abrazos.