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Ultimas voluntades y Personajes Históricos V que, por cierto, a medida que me alejo de éste último me va gustando más.
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sábado, 30 de julio de 2011

Valentín y Socorro.

Recuerdo a los abuelos. Se me cuelan en el pensamiento los atardeceres de cielo despejado, cuando el nordeste sopla con olor de mar y las gaviotas graznan sobre mi cabeza como una camada de cachorros hambrientos. 
Aparecen sentados, uno junto a la otra, encarcelados en mi memoria como espíritus que alguien invoca. 
Ella prefería entrar en la casa, siempre con tarea, atolondrada. Él quería que se quedaran en el banco hasta que anocheciera:
- Espera, no tengas prisa- le decía.- La vida es recordar los cielos rojos.
- Tú y tus atardeceres- respondía ella. Pero igual ponía su mano derecha sobre las de él, que sostenían su bastón, y se esperaba mirándolo de reojo.
Se disolvía el sol, definitivamente, en el mar. Entonces ella se levantaba y entraba apresurada en la casa para preparar la cena. Él permanecía sentado fuera. Yo, un niño aún, recuerdo, lo miraba en silencio, preguntándome qué pensaría tras sus gafas negras.

8 comentarios:

montse dijo...

Es como mirar un óleo. Precioso. Sobretodo La tranquilidad de él y la incógnita de esas gafas oscuras.

Elysa dijo...

Me ha gustado ese retrato de Valentín por su capacidad de ver dentro lo que ya no puede ver afuera y a esa abuela Socorro que le acompañaba en esos atardeceres.
Muy bello

Anónimo dijo...

Si la abuela pudiera leer este cuento desde algún lugar, sonreiría pensando que después de tanto tiempo, sigue estando entre nosotros.
Un besuco

vittt dijo...

estoy con montse. has pintado un microcuento.

Anónimo dijo...

La abuela siempre estará ente nosotros, y cuida de los que estamos aqui y también de los que ya están con ella.

Sibreve dijo...

Montse: Muchas gracias. Las gafas negras no tienen mucha incógnita. Van acompañando a un pliego de cupones colgando del pecho.
Elysa: Sip, esa era la idea. Valentín es ciego, pero parece que no he sido lo suficientemente explícito con esto. Por cierto, que valentín y socorro eran los nombres de mis abuelos, pero ni valentín era ciego ni llegué a conocerlo, ni Socorro tenía un banco en el jardín de su casa desde que se viera el atardecer sobre el mar, por desgracia.
Anónimo: A la abuela sólo la recuerdo sonriendo o con la mano sobre la frente mirando al suelo. A veces también con chiqui, el canario, sobre la cabeza, ordenándole el pelo. Besucos, Primín (mira que tus mensajes acaban siendo detectables fácilmente) :D.
Vittt: Bueno, el próximo paso sera escribir un microóleo, digo yo.

Saludos y gracias por pasaros.

Jimmy dijo...

Mucho primo por aqui! :)

Anónimo dijo...

En esta ocasión te has equivocado. No soy primín. Besucos